Cuando Kumiko
descubre en una Cueva, una cinta VHS con el film de los hermanos Coen, Fargo, cree que algo en su vida acaba de
cambiar. El hallazgo, como si de una exhumación religiosa se tratara, es
místico y el espectador entiende los sentimientos de Kumiko hacia la cinta de
vídeo. Pero el verdadero desencadenante vendrá cuando Kumiko visione la cinta y
vea como uno de los personajes del film entierra una gran cantidad de dinero
bajo la nieve. Un tesoro. Kumiko, The
treasure hunter juega continuamente con los paralelismos entre la realidad
y la ficción. Es un film de metaficción, donde ambas películas están basadas en
hechos reales. Pero una está dentro de la otra.
Antes de continuar la
reseña de la película quiero dejar claro por qué esta obra tiene cabida en esta
web. El film está dirigido y co-guionizado por David Zellner y Nathan Zellner,
pero hay un gran elenco de actores japoneses en la misma ya que los primeros 45
minutos de metraje ocurren en Tokyo, por lo que esta mitad ha sido rodada en Japón,
con un equipo técnico de japoneses y dos asistentes de dirección japoneses,
Takashi Sekiya (Miroku, 2013; The First Breath of Tengan Rei, 2009) y
Yûichi Tazawa (Lobezno Inmortal,
2013). Además hay algunos actores, que, aunque menos conocidos, vale la pena
mencionar, como Kanako Higashi y Nobuyuki Katsube. Este film es una de esas
raras ocasiones en las que dos equipos diferentes colaboran entre ellos para
realizar un proyecto tan ambicioso como este.
Kumiko (Rinko
Kikuchi) se enfrenta a un día a día insoportable. Su autoestima y ánimo es
prácticamente inexistente y sobrevive como un zombie, acudiendo al trabajo y del trabajo a casa sin ninguna
motivación en su vida. Solo hay algo que se nos muestra en pequeños retazos,
ella persigue algo, tras encontrar un mapa y una cinta de vídeo. Kumiko busca
un tesoro y esto es lo único que la permite seguir viviendo. La película se
podría resumir en una frase que aunque no hace justicia, describe el
envoltorio: una chica japonesa se obsesiona con el dinero enterrado que aparece
en la película Fargo.
La película está cargada de dilemas que van más allá de encontrar el tesoro. Kumiko: The Treasure Hunter es el exponente perfecto de que lo
importante es el viaje, y no el destino. El espectador se da cuenta de que algo
muy crudo ocurre cuando Kumiko decide liberar a Bunzo, su conejo, en un parque
de Tokyo. Bunzo no se mueve, Bunzo no sabe lo que es la libertad. Esto es una
metáfora de Kumiko, pero a su vez es una metáfora de la película en sí misma. El
film Fargo se convierte en la vida de
Kumiko, cuya vida es nuestra vida en los minutos y horas que dura la película.
Nosotros estamos tan atrapados como Kumiko, ella mira un antiguo VHS, nosotros
nuestras pantallas. Ella trata de llegar a un maletín de dinero enterrado en la
nieve, nosotros tratamos de dilucidar qué ocurre dentro de la cabeza de Kumiko.
Durante 45 minutos
observamos a Kumiko en su penosa vida en Tokyo, su desincronización con el
entorno que la rodea. Inspira tanta lástima que el espectador deja de empatizar
con ella, no queremos ser partícipes de su tristeza. Nos aterroriza vernos
reflejados en Kumiko, sentir que nosotros también vivimos vidas anodinas,
rutinarias y sin una meta. En cierto punto del film, Kumiko decide marcharse a
Minnesota, a buscar el maletín del dinero. Su tesoro. En este punto aparecen
nuevas e interesantes lecturas, como por ejemplo el choque cultural. Como Occidentales
pensamos de forma unilateral hacia Japón, pero pocas veces nos damos cuenta de
que ellos también nos observan a su manera. Esto se refleja en la escena en que
la señora mayor (Shirley Venard) le ofrece una copia de Shogun, la novela de aventuras de James Clavell. Ambas conocen muy
poco acerca del país de origen de la otra, y tan solo a través de la cultura
pop, es decir, películas y literatura, saben algunos detalles que no son más
que clichés.
El film está ligeramente
basado en una historia real, y aunque a mí no me gusta la bandera de “basado en
hechos reales” para dar credibilidad a una historia como la que se nos presenta
en Kumiko: The Treasure Hunter, no
deja de ser curioso saber este dato. Y digo que no me gusta que se informe de
este dato porque parece que el director tenga miedo a que su historia sea poco
creíble, quizá por los detalles de realismo mágico que hay en ella, quizá por
lo lenta que puede hacerse en ocasiones, en mi opinión es un error no confiar
en un producto y darle toda la coherencia posible, aludiendo a falsos
eslóganes.
En definitiva, Kumiko: The Treasure Hunter es un film
para verse reflejados. El espectador debe viajar con Kumiko, sufrir con Kumiko
y sentir la opresión de la sociedad contemporánea, como una espada de Damocles
pendiendo sobre nuestras cabezas. Esta película no es sencilla, es lenta, con
muchos minutos de metraje sin diálogo, donde los actores trabajan la
expresividad facial y no la verbal. Es una película donde la fotografía luce en
todo su esplendor, mostrando esos paisajes impresionantes, bellos y mortíferos
del invierno de Minnesota. Y sobre todo dejaros llevar por la voluntad
arrolladora de una persona que apuesta toda su esperanza en un último intento
por salir del atolladero, Kumiko es ante todo una valiente.
No he visto aún la película y no tengo más información que la que has dado, pero sobre la etiqueta de “basado en hechos reales” puede que en realidad no sea más que otra referencia más a Fargo ;-)
ResponderEliminarEl chiste del #meta_chiste
EliminarCon muchas ganas de ver esta película.
A ver si un día podéis dar vuestra opinión de "KAWAKI/The worl of Kanako" de Tetsuya Nakashima, que es una peli que me ha jodido bastante la cabeza (y a ver si pudiera ser también una reseña sobre la obra de su director, que me temo que es algo IMPORTANTE de ver/conocer).