Las editoriales independientes juegan un papel crucial
dentro del mundo editorial, tanto los que me leéis aquí como en mi blog
personal, sabéis que tengo predilección por estas y que suelo cubrirlas de
elogios totalmente merecidos. Cuando empiezas a leer el catálogo de una de
estas editoriales, empiezas a ver coherencia y solidez en los títulos (algo que
me ocurre con Fata Libelli, por poner un ejemplo). En este caso, estamos
hablando de Chidori Books. De Chidori
Books he leído hasta la fecha cinco de diez publicaciones que hay en su
catálogo, y el buen gusto literario de su editora me dan la confianza
suficiente para recomendaros (y poniendo la mano en el fuego) todos y cada uno
de estos títulos. Su publicación más reciente es El
todopoderoso Shikaku (Oshikakusama), de Naoko Tanigawa con la que
este pequeño sello independiente se estrena con una autora contemporánea. Esto
supone varios riesgos, publicar autores clásicos implica que los derechos de
sus obras son libres, por lo que no hay que pagarlos y para una editorial
independiente esto es un alivio. Que Chidori se lance a publicar obras como El
todopoderoso Shikaku es digno de admirar y una declaración de
principios por parte de la editorial.
Esta obra nos presenta a todo un elenco de personajes cuyas
vidas están directamente relacionadas, padre, madre, hermanas. Sus vidas giran
de un modo u otro alrededor de un tema común: el dinero. La narración se inicia
en el momento en que tiene lugar la eclosión de un culto a un nuevo dios
llamado Shikaku, el dios del dinero.
A partir de aquí la narración se compone de capítulos muy cortos, narrados
todos en primera persona pero cada uno con el punto de vista de uno de los diferentes
personajes. Cada uno de estos personajes enfoca la polémica de esta nueva
deidad con unas reflexiones acordes a su carácter y posición social. Por
ejemplo, el padre es un exprofesor y su característica de erudito será
aprovechada por las adeptas a la deidad Shikaku
en su portavoz, mensajero y de alguna forma, monje. Él analizará toda esta
situación de una manera empírica y con curiosidad académica. Su mujer es un
personaje totalmente opuesto. Ella se guía por instintos y al principio de la
novela pide a sus hijas que le espíen, pues ella cree que su marido tiene una
amante. Ella verá todo este asunto como una verdadera locura y un disparate y
sus reflexiones girarán alrededor de su radical punto de vista. Nuestra posible
protagonista principal es la hija mayor de este matrimonio, Minami, quien lleva sumida en una
fuerte depresión desde hace diez años. Minami es quien realmente lleva el peso
de la narración. A través de ella asistiremos a las reflexiones más profundas y
filosóficas que no están del todo relacionadas con la nueva deidad sino más
bien con el poder que el dinero ejerce sobre nuestras vidas. Esto se ve
reflejado por ejemplo en una conversación entre Minami y su hermana pequeña Asami,
cuando discuten sobre las donaciones que han realizado a los afectados por el
tsunami de 2011 en Tohôku. ¿Eres más solidario si ofreces más dinero? ¿Eres
mejor o peor persona? ¿Es una cuestión de cantidades? Minami se da cuenta de
que no se trata de ofrecer donativos y simplemente ser solidario, sino que se
trata de ofrecer una imagen pública a través del dinero.
En cierto punto de la obra, el propio lector empezará a
preguntarse si realmente existe este dios, Shikaku. A través de los diferentes
personajes descubriremos lo central y vital que es para las sociedades
capitalistas el dinero. En otras palabras, sin el dinero no somos nada. Pero
Minami es como una isla en medio de este mar, ella siente que no puede comprar
su felicidad para salir de esta depresión. Decide buscar trabajo, pero no por
el salario, sino por mantenerse ocupada (a su edad, es algo bastante complicado
en Japón). Es curioso que se dedique una obra literaria a un tema central como
es el dinero. En Japón, esto es tabú. Por ejemplo cuando te devuelven el cambio
en un supermercado, el cajero tapa el dinero con sus manos. O debes depositarlo
en una bandeja. Hablar de dinero está relacionado, desde hace siglos, con ser
avaricioso, sucio y suele ser repudiado por la sociedad. Naoko ha ganado el
Premio Bungei en 2012 y creo que es merecido. A pesar de que la obra tiene un
ritmo irregular, ya que hay personajes muy poco interesantes que contrastan
enormemente con otros como Minami, la obra consigue un tono de humor y sarcasmo
combinado con una reflexión bastante dura que termina dejando un buen sabor de
boca. En ocasiones, la narrativa de Naoko recuerda a las primeras obras de Haruki
Murakami, con ese leve toque surrealista que nos creemos para poder navegar por
la historia, con reflexiones muy actuales y personajes reales, palpables. No
puedo cerrar esta reseña sin hablar del papel del traductor, Héctor Tortajada,
cuya labor en esta obra se me antoja realmente complicada debido a la cantidad
de diferentes puntos de vista. Como sabréis, en japonés existen diferentes
formas de decir lo mismo dependiendo de la clase social o a quién te dirijas.
Aunque en esta obra no se vea reflejado totalmente (pues en castellano
carecemos de este elemento), Héctor consigue otorgar cierta diferencia notable
entre los personajes protagonistas. Además mencionar la impresionante
maquetación de Chidori Books respecto al libro. En definitiva, se trata de una
obra arriesgada y que apuesta por nuevas formas narrativas en Japón. Salimos de
los clásicos y de la literatura comercial a la que estamos acostumbrados y nos
adentramos en una novela impresionante que grita con fuerza que en Japón, los
escritores jóvenes están creando nuevas formas de literatura.
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