Guía rápida para viajar a Japón (Parte I)

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El barrio-bazar de Dotonbori, en Osaka.

Japón es un destino turístico atractivo para muchas personas (¡sobre todo para los que nos reunimos en esta web!), pero una serie de prejuicios sobre el país, como sus elevados costes o lo difícil que es entenderse con los japoneses, desanima a no pocos potenciales viajeros. Así que aquí os traemos esta mini guía en dos partes para despejar todas esas preocupaciones infundadas y demostrar que viajar a Japón no es (tan) caro y en absoluto difícil. Tomad buena nota que esto os interesa:

Coste del viaje

Todo aquel que está interesado en hacer su primer viaje a Japón se plantea una misma pregunta: ¿cuánto dinero necesito? Aquí no se puede ser taxativo porque depende en gran medida de las preferencias del viajero, de aquello en que se está dispuesto a ahorrar y en lo que no. La cifra habitual que se suele dar es de unos 2.000 euros por personas para cubrir los gastos de un viaje de dos semanas. Es una aproximación bastante exacta, aunque dependerá de una serie de factores que sólo se concretarán cuando empecéis a preparar el viaje: la suerte que tengáis con el precio de los vuelos, el tipo de alojamiento que queráis, la temporada y, no menos importante, a cuánto esté el precio del yen en el momento.

Foso alrededor del castillo de Osaka (Osaka-jo).

Comidas

Lo primero que quizás os sorprenda es que, a día de hoy, Japón es un país más barato que España. No sólo porque el plan económico conocido como Abenomics ha devaluado bastante el yen en los últimos años (por 1€ vienen a darte 140 yenes más o menos), lo que  hace que sea una buena época para viajar allí, sino porque no existe la cultura de sangrar al turista. Lo más barato es comer: si vas a restaurantes de comida autóctona (sushi, ramen, izakayas) puedes comer por unos 1.000 yenes por persona y quedar bastante lleno. Yo he llegado a cenar sushi como si no hubiera un mañana y encontrarme una cuenta de 3.000 yenes para dos, apenas 22 euros. Además, en todos los restaurantes sirven gratis agua con hielo (pedid “ice water” que os entenderán), y en los de sushi y pasta suelen tener además termos con agua caliente y matcha (polvo de té verde) para que te prepares té a tu discreción; todo ello gratis. Ahora bien, si pides bebidas, en especial alcohol, la cuenta sube bastante. Una cerveza puede costarte casi la mitad que la comida. Otra opción más económica aún es comprar comida en los supermercados (tienen todo tipo de bandejas de comida preparada) o comprar en los puestos de comida callejera.

Té verde pulverizado (matcha) preparado con brocha.

Lo bueno es que en Japón se come bien en todos sitios, el agua del grifo es potable (de más calidad que la nuestra, diría yo) y no te van a engañar en ningún local con precios disparatados. La cosa cambia si entras en restaurantes “exóticos”, es decir, de comida europea (restaurantes italianos y españoles hay a patadas), o en alguno de sushi “gourmet”. Pero vamos, que no te vas a meter sin querer en uno de esos, y a unas malas, la cuenta viene a salir más o menos como en España.

Lo más caro, por el contrario, es el alojamiento y el desplazamiento. Pero a eso llegamos ahora.

Desplazamiento

El precio del billete de avión, como siempre, dependerá de dejarte las pestañas en Skyscanner hasta encontrar lo más barato (500-700€ ida y vuelta no es nada descabellado). Sí os digo que comparando opiniones parece ser mejor viajar con Turkish Airlines o alguna aerolínea árabe que con Air France. Los aviones son más modernos y los asientos más amplios (cuando te llevas 12 horas enlatado no es ninguna tontería). Sin embargo, no suelen hacer escala en la UE (que cada cual decida si esto para ellos es importante). Otro dato a tener en cuenta es que Iberia y alguna aerolínea más está planeando vuelos directos entre Madrid y Japón a partir de 2016, lo que será una gran ventaja en cuanto a comodidad y, suponemos, en precio.

Respecto al avión hay una cosa que está bien saber y que muchos desconocen: en estos vuelos tan largos siempre hay una zona de catering gratuito para servirse zumos, refrescos, pastelillos e incluso helados. Se hace por necesidad: el aire acondicionado deshidrata que da gusto y como no bebas frecuentemente vas a llegar a destino como si te hubieran dado una paliza.

Respecto al desplazamiento dentro de Japón, lo primero que se debe hacer es tramitar la Japan Rail Pass. Hay que hacerlo desde tu país de origen (allí no se puede obtener) y cuesta 213€ para una semana y 339€ para dos. Con ello podrás tomar cuantas veces quieras los trenes de JR Line, que conectan las principales ciudades del país. JR también tiene muchas líneas urbanas, como la (muy fundamental) Yamanote en Tokio, con lo que también os servirá para moveros dentro de las ciudades.

Una excursión escolar disfrutando del hanami.

Y con eso pasamos al transporte metropolitano: las ciudades grandes como Tokio, Osaka y Kioto tienen líneas de metro (gestionadas por la compañía de transporte local correspondiente) y líneas de tren urbano, que pueden ser de JR o de otras empresas. Es importante saberlo porque el bono metro sólo sirve para el metro y la JR Pass para las líneas de JR, no para el resto de empresas, aunque a veces compartan estación. En realidad no es tan complicado: al 80% de los sitios vais a poder llegar con el metro y en la mayoría de los casos los trenes urbanos sólo sirven para hacer algunos trayectos más directos. De hecho, es posible que sólo uséis los trenes urbanos en dos ocasiones: la Yamanote de JR, que es la línea circular de Tokio y que es muy útil para ir de un extremo a otro de la ciudad (se puede cruzar en metro, pero hace muchas más paradas y debes hacer algunos trasbordos), y la Yurikamome, una línea de otra empresa privada que te lleva a la isla de Odaiba en Tokio (donde está la estatua 1:1 de Gundam), y que es famosa por ser un tren sin conductor.

El precio del metro no va como en España, no pagas un billete y haces todos los trasbordos que quieras, sino que va por tramos. Me explico: junto a las máquinas expendedoras de billetes (calma, se pueden poner en inglés) hay un plano del metro de la ciudad en el que se indica en qué parada estás, y el resto de las estaciones vienen con un precio en yenes debajo. Es lo que deberás pagar por ir hasta ese punto. Obviamente, cuanto más lejos esté la estación, más caro será el billete. Es más fácil en la práctica que sobre el papel: buscas en el panel el nombre de la estación a la que quieres ir, observas el precio indicado debajo (170 yenes, por ej.), te diriges a la máquina expendedora y compras un billete de 170 (la máquina lista todos los precios posibles).

El Rainbow Bridge sobre la bahía de Tokio, visto desde la isla artificial de Odaiba.

Incluso si te equivocas o decides bajarte en una parada más lejana, no hay problemas: antes de los tornos de salida de cada estación hay cajeros de “Fare adjustment”, metes tu ticket ahí y te indica la diferencia a pagar. Luego te devuelve tu billete y ya puedes salir por los tornos. Es importante conservar el billete durante todo el trayecto porque deberás pasarlo tanto para entrar como para salir del metro. La compra de billetes para las líneas de tren funciona exactamente igual. Y en última instancia, en Tokio (que es donde más se usa el transporte público) un bonometro de un día cuesta poco más de 700 yenes. Con ese te olvidas de estar mirando precios y tal, simplemente te montas y te bajas donde quieras.

Ah, y para ir del aeropuerto de Tokio a la ciudad (y viceversa) hay varias opciones. Yo no me complicaría la vida e iría en el tren Skyliner de la empresa Keisei, que tarda unos 40 minutos (hay autobuses que tarden más de hora y media sin que haya una gran diferencia de precio). Hay mostradores de Keisei en el propio aeropuerto y en las estaciones urbanas de Nippori y Tokyo Station.

Un ciervo en un parque de Nara.

Para que veáis lo simpáticos que somos, aquí os dejamos un enlace al mapa de la Japan Rail Pass y de las principales líneas de metro del país, y otro a Nippon.com donde se explica cómo moverse desde los principales aeropuertos internacionales japoneses (Narita, Haneda y Kansai).

Idioma

Es lo que más puede preocupar en un principio. No hay motivo para ello. Es cierto que los japoneses apenas hablan inglés (puede que incluso menos que nosotros), pero a cambio son excelentes anfitriones y ponen todo el empeño del mundo por comunicarse, así que con unas cuantas palabras básicas en inglés que todo el mundo conoce y el lenguaje gestual no vais a tener problemas. De cualquier modo, no vendría mal aprenderse una serie de expresiones básicas que pueden sernos útiles, además de ser una deferencia a nuestros anfitriones. ¿Por qué decir “thank you” cuando cuesta lo mismo decir “arigato”? La fundamental de todas, os lo adelanto ya, es “sumimasen” que sirve tanto para disculparte cuando metes la pata (algo que los gaijin hacemos a menudo) como para llamar al camarero. Por lo demás, todos los carteles están escritos en japonés y debajo en “cristiano” (o romaji, como se llama nuestro alfabeto en Japonés), así que no hay problemas para identificar nombres de paradas, estaciones y demás.

Respecto a algo tan básico como pedir la comida, hay algunos trucos básicos (obviando la opción McDonalds y demás comida rápida, para comer eso te quedas en casa, ¿no?). El primero es buscar restaurantes de comida japonesa que en la puerta indiquen que tienen la carta en inglés (hay bastantes). El segundo es buscar un kaiten sushi, restaurantes donde el sushi pasa en una cinta transportadora por delante de tus narices; vas cogiendo el que te apetece (en función del color del plato tienen un precio u otro, perfectamente indicado en la carta) y cuando terminas sólo tienes que llamar al camarero, que repasa los platos y te da la cuenta para que la pagues en la caja al salir. El tercer truco es entrar en cualquier sitio, sin preocuparte si te van a entender o no, que la camarera ya te pondrá la carta por delante (todas tienen fotos) y con el gesto internacional del dedazo señalas lo que quieres. Luego dices mucho “arigato” cada vez que te traigan algo y a disfrutar.

Entrada del templo Todai-ji (Nara).

El sistema para pagar es siempre el mismo: se dice “sumimaseeeen” para llamar al camarero (es importante alargar la última e, ya se os quedará el canturreo de tanto escucharlo), y a continuación “okanyo” (“la cuenta”). Te la traerán a la mesa y con ella debes dirigirte a la caja. En otros (muy pocos) hay un botón para llamar al camarero. Lo importante es saber que siempre se pide la cuenta en la mesa y se paga en la caja junto a la salida. Excepto en los restaurantes tipo MacDonalds, que se paga como aquí, al pedir.

Alojamiento

El alojamiento en Japón NO es barato, pero no llega a los niveles disparatados de algunas capitales como Londres. Por ejemplo: nosotros contratamos en booking el hotel Remm Akihabara, en pleno barrio de Akihabara, y nos costó 110€ la noche; las habitaciones eran muy pequeñas, pero todo completamente nuevo y muy funcional. Sé que en Tokio es muy popular entre los españoles el hotel tradicional Edaya. Pero en cualquier caso, a Booking y Trivago os remitimos. Lo que sí recomendaría es que, al menos una noche, durmáis en un ryokan: un hotel típico japonés con onsen (baños termales japoneses), donde os darán kimonos para ir por el hotel y en los que las habitaciones tienen tatami. Una experiencia 100% japonesa que merece la pena. Hay ryokan por todo el país, cerca de Tokio son populares los del pueblo de Hakone (se llega en 40 minutos con el tren Romancecar).  También son populares los de la localidad de montaña de Takayama.

Yoyogi, el principal parque metropolitano de Tokio.

En el caso de que optéis por un ryokan, no dudéis en probar el onsen; pero hay que tener en cuenta que en Japón los baños termales son un ritual con sus propias normas. La primera y fundamental de ellas es que no puedes meterte en las piscinas de agua templada sin haberte lavado el cuerpo (ostensiblemente) en las zonas habilitadas para ello (las reconoceréis porque tienen taburetes bajitos con un pequeño barreño de agua y grifos de agua caliente delante). Tampoco hay que preocuparse, en la mayoría de los ryokan hay unas breves instrucciones para los turistas, pero por si os preocupa la experiencia, aquí enlazamos una completa explicación. Por cierto, algo que choca a algunos occidentales: en el onsen no se puede usar bañador. Así que tímidos, absteneos.

Y hasta aquí la primera parte de esta guía rápida. En la próxima entrega: lugares a visitar en las principales ciudades del país y lista de tips y truquillos básicos que os vendrán bien una vez estéis allí. Todo ello al módico precio de un click. No os podréis quejar.

(Segunda parte de la guía)


© David B. Gil sobre todas las fotos
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