De amores y desamores

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El amor es uno de los temas más universales en la literatura. Miles de libros, miles de historias han sido contadas con este sentimiento de trasfondo. Miles de ideas que confluyen en una sola: En el amor puro y pasional que transforma a las personas, que los lleva más allá de sus límites. Hiromi Kawakami, la autora protagonista de la reseña de hoy, no se salva de este sentimiento; podemos ver en la mayoría de sus obras conocidas cómo, de diferentes maneras, el personaje principal va adentrándose más en su propio corazón. Sin embargo, el libro que llega hoy a nuestras manos, una antología de ocho relatos, se aleja un poco de la idea del amor y a la vez, la abraza con todas sus fuerzas.



Abandonarse a la pasión es un libro diferente a lo que estamos acostumbrados. De hecho, esta antología difiere bastante del resto de la obra de la autora. Formado por ocho relatos cortos (el libro entero no llega a las 150 páginas), protagonizados siempre por una mujer y por el amor. O el desamor. Como una puesta de sol, el lector puede contemplar el relato entrelazarse con el horizonte antes de desaparecer. Y sin embargo, nos queda el reflejo tornasolado de los últimos rayos en la memoria. Y es que son cuentos que no desaparecen con facilidad, sino al contrario, van acumulándose conjuntamente en el interior del lector. Aunque cada cuento tiene su propia personalidad, Kawakami usa siempre un punto de vista personal, metiéndose dentro de las mentes de las protagonistas que son ocho diferentes y a la vez, una sola. Pues aunque todas tienen vidas diferentes, relaciones diferentes, todas parecen trazadas por un patrón similar: La soledad, la necesidad de sentirse querido, arropado o simplemente, acompañado. La melancolía que las rodea y que rodea sus relaciones son los tonos que mezclan los ocho relatos de este pequeño libro. Aun así, el tono de cada uno de los cuentos es diferente. Sí es verdad que tiene varias características en común, como las relaciones personales entre un hombre y una mujer o esa melancolía y soledad que parece rodear a cada una de las protagonistas de los ocho relatos. Pero aún así, estos son diferentes entre sí y nos cuenta historias muy variadas. Algunos relatos son más bien juguetones, divertidos y otros afrontan la historia desde un tono más serio o hasta fantasioso.

Todos los cuentos afrontan el amor desde la cotidianidad. El día a día, situaciones normales en pareja como puede ser salir a comer, ir de picnic o ir al parque de atracciones, son narrados desde una mano experta para mostrarnos a su vez lo diferente de cada una de las relaciones. Situaciones diarias en las que las protagonistas tienen oportunidad de preguntarse, de plantearse cuestiones relacionadas con el amor o con la propia identidad, una marca clara de la autora en muchas de sus obras. Son preguntas, sin embargo, que quedan sin respuesta y que el lector tendrá que buscar en sí mismo. La sexualidad es otro leiv motiv de la mayoría de los cuentos. Una sexualidad desinhibida y a la vez, llena de complejos. Un tema tratado desde un punto de vista muy alejado del occidental y que sin embargo, nos parecerá muy cercano. La mayoría de relatos contienen ese toque erótico, en algunos mucho más presente que en otros, pero siempre constante. Otro de los motivos que se presenta, de forma más o menos tangible, en la mayoría de los relatos es el agua. El agua, en forma de lluvia, lago, mar, cualquier forma en la que se presente, tiene un significado especial para los japoneses.

El estilo de Kawakami se adapta a la perfección con este tipo de relatos y con su sencillez, logra transmitir mucho más de lo que parece. Más allá de la superficie reflejada, Kawakami explora en las profundidades del amor; no solo su luz, sino también su oscuridad. No solo la delicadeza poética del amor, sino también su cualidad desgarradora. Una prosa cercana que ayuda a intimar no solo con los personajes, sino con la propia autora y todo el mundo creado alrededor de las ocho historias de pasión. Con el ritmo suave que caracteriza a la autora, los ocho cuentos forman parte de una misma antología, de un mismo mundo, un mismo ambiente característico de la autora. Además, Kawakami se aleja de su registro más conocido para adentrarse en historias más bizarras, sin perder nunca ese sentido de la belleza, de la sutilidad y de la cotidianidad que caracterizan el resto de novelas de la autora. El amor que sienten las protagonistas es un amor doloroso, pero de un dolor que termina por gustar. Un amor íntimo, desgarrador, o frío y lejano como el agua. La autora narra ocho formas diferentes de enfrentarse al amor, de comprenderlo o expresarlo. 

Empieza con lluvia y acaba con un lago. Empieza por una relación casi nueva, casi intacta, para acabar con una relación centenaria. Kawakami construye muy bien todas las historias entre sí para que tengan un hilo conductor similar que no solo acoge el amor, sino otras características. El orden de los relatos no es casual, pues más que relatos independientes, parecen ocho porciones de una misma cosa. Suicidios, inmortalidad, soledad, pasión o los límites de esta, frustración y melancolía. Kawakami nos trae todas estas cuestiones con una sincerdad que al principio puede asustar, pero que de tal cercanía que al final, emociona. Silenciosamente, Kawakami se adentra en la mente del lector y llega un momento que no la suelta: Si has llegado hasta aquí, ya no vas a salir.
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