La generación perdida

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Inio Asano es aún bastante desconocido en nuestro país. Sin embargo, por fin entra por la puerta grande gracias a Norma editorial, con este manga Solanin, un tomo único de 425 páginas que hará las delicias de los fanáticos del autor y que lo dará a conocer a tantos otros.

Cuando Meiko imaginaba su propia vida, la palabra "oficinista" no entraba en sus ensoñaciones. Sin embargo, la realidad siempre parece reírse de las aspiraciones de los humanos, sobretodo de aquellos que no tienen aspiraciones. Pero por primera vez Meiko decidirá enfrentarse a esa sensación de confusión, dejar el trabajo y tomarse un tiempo para decidir qué dirección quiere tomar.

El paso de la universidad a la vida laboral y la madurez que eso conlleva es ya un tema muy manido, no solo en el manga, sino en la literatura y cultura general. Muchas historias se han escrito sobre jóvenes confusos y personas que no saben que hacer con su vida. Es un tema que nos toca o nos ha tocado a todos muy de cerca y por eso se expresa tanto en las historias contadas. Sin embargo, y pese a ser un tema tan manido, Asano lo trata con una delicadeza especial y una familiaridad que se nos hace cercana, retratando una situación real en Japón (y en realidad, en cualquier parte del mundo), una generación perdida de jóvenes.

El manga de Solanin nos habla de ese camino, pero también habla de muchas otras cosas. De miedos, de huidas, de perseguir unos sueños que, con la realidad, poco a poco se van perdiendo. Son muchos los temas que rodean este manga de 425 páginas. Lo más interesante, por eso, es la forma con la que Asano los trata.

Los diálogos están escritos con naturalidad y elegancia y nos acercan mucho a los personajes, que hacemos nuestros. Están muy bien delineados, sobretodo Meiko y Tanada, pero también el resto tienen importancia y el autor no los relega a simples secundarios, sino que les da casi tanto protagonismo como a los propios protagonistas. Personajes que pese a sus diferencias, tienen problemas muy similares. De esa forma, con esa familiaridad que desprende Asano, al leer el manga podemos reflejarnos en ellos, leer diálogos que perfectamente podrían salir de nuestros labios, historias que podríamos haber vivido. Una de las claves de la obra de Asano, es, por lo tanto, esa expresión de sentimientos que tanto transmite. Los sentimientos de los personajes que nos llegan no solo con su dibujo, sino también con la distribución de las viñetas o los diálogos. Son los personajes los que llevan el peso de la historia y es con ellos con los que la vivimos, sentimos, reímos y lloramos.

También tiene mucha importancia la música. Pero no solo la música como válvula de escape, que puede ser en un principio, sino la música como redentor, como sueño y promesa de futuro. Como forma de expresarse.

La seriedad y profundidad del tema van cogidos de la mano en este manga con un toque de humor que se hace muy natural. Así, pese a ser una historia cargada de drama, logra mantener el equilibrio para no hacerla muy densa o pesada con esas pequeñas bromas que suavizan la carga dramática de la historia. Asano domina a la perfección estos cambios de tonalidad del manga y crea un manga muy equilibrado y elegante, sin caer en el dramatismo barato ni en la típica historia americana de "la persecución de los sueños". El tono de este manga es más serio y adulto que eso. Sin embargo, la sensación que transmiten sus páginas es más bien de amabilidad. De una ternura desconsolada.



Asano domina el dibujo y lo hace dinámico. No se queda estático en las viñetas, sino que las manipula a su antojo para expresar. La distribución de estas ayudan mucho a hacer de esta una obra muy sentida, muy empática. Juega no solo con las imágenes, sino también con los silencios. El dibujo se aleja un poco del manga habitual por su tono más realista, pero eso le da aún más profundidad al cómic.

Este manga tiene un aire melancólico que conquista. Sin apoyarse mucho en el drama fácil (con alguna excepción), los diálogos bien creados y los personajes tan reales hacen de esta una historia que vale la pena. A veces, da la sensación de leer poesía narrada, sin perder por eso el realismo de la obra ni esa empatización que siente el lector con los personajes.

En conclusión, un manga que vale mucho la pena. La edición de Norma además es impecable, con un tamaño no excesivo y se hace cómodo de leer. Ayuda el hecho de que es un solo tomo, porque es de esas historias que apetece leer de una sentada. 
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