Hoy
en día es complicado mantenerse libre de spoilers. Ya no solo porque alguien ha
visto algo antes que tú, o quizá porque has leído/escuchado una conversación
cargada de detalles de la trama. El material promocional cada vez es más
agresivo y en ocasiones desvela demasiado de la trama de una serie. Por suerte
he llegado intacto a ver el primer capítulo de One Punch Man. La serie ha
generado mucho hype por aquellos que
han leído el manga y parece que el anime es un éxito asegurado desde antes de
su estreno. En El peso del aire queremos comprobarlo.
Es
muy, muy extraño que un anime o manga rompa con los tópicos y clichés
preestablecidos por la industria y el mercado. Los que soléis consumir estos
productos habréis notado que muchos suelen ser copias unos de otros, además de
forma bastante evidente. Los patrones por los que van cortados estos animes
también van en función del mercado que lo demanda, ya sea mujeres con poca ropa
y cosificadas al extremo, héroes jóvenes que en el último momento sacan cierto
poder oculto y consiguen vencer, etc. Podríamos dedicar varios artículos a
esto. Pero One Punch Man empieza de forma rompedora, el protagonista, un salary man llamado Saitama ya es el
hombre más poderoso del mundo. Esto le produce una apatía terrible, pues su
vida ya no tiene ninguna meta, no hay nada más allá. Saitama ha llegado al
límite. Según él mismo dice, entrenó tanto, que se quedó calvo.
One
Punch Man nos ahorra los trilladisimos pasos de un héroe pobretón en su
evolución en la escala de victorias. Nos ofrece al héroe superno. Un héroe que
no es épico, que no produce empatía, que es un superhéroe en mallas y calvo que
duerme en un pequeño cuartucho de un bloque de apartamentos. Saitama se propuso
vencer a todos sus enemigos de un solo puñetazo hasta ser el más poderoso. Y
vaya que si lo consigue. Yo tenía gran curiosidad por ver cómo se desarrolla un
anime donde el protagonista puede vencer a cualquier enemigo de un solo ataque.
Lo cierto es que los combates son mucho más que entretenidos. Algunos de ellos
están cargados de humor. De hecho, cuando Saitama desintegra a un enemigo de un
puñetazo y sus restos se esparcen por el lugar, en vez de sentir asco, nos
reímos, ya sea por la figura del protagonista o el trato pseudoépico de la
escena.
El
humor del anime viene sobre todo de no tomarse demasiado en serio a sí mismo.
Por ejemplo uno de los enemigos es un monstruo que tiene un motor de coche en
la cabeza, o un cangrejo que va en calzoncillos o un chaval cuya barbilla
parecen dos pedazo de coj****. Además hay otro tipo de humor más camuflado que
hace referencia directa al tipo de sociedad japonsa, como la cruda vida de un salary man o la baja natalidad en el
país nipón. Bromas que quizá pueden pasar desapercibidas por el trasfondo
cultural.
La
animación es impresionante, muy al estilo del estudio Madhouse (Hunter x
hunter, BTOOOM!, Parasyte, No Game No Life o Black Lagoon, por citar algunos).
Con una calidad sólida, y un gran dibujo que se adapta perfectamente a las
situaciones. Por ello la animación será muy dinámica en las batallas,
recordando a Tengen Toppa Gurren Lagan, y más pausada y relajada, con los
bordes de los dibujos más marcados en las escenas cómicas. Además la banda
sonora acompaña a la perfección a la trama, repleta de riffs de guitarra
rockeros y pegadizos ritmos de batería. En definitiva, una grandísima primera
impresión.
0 comentarios: